Por cierto, se nos olvidaba!
¿Qué tal tu por Ekaterinburgo y Novosibirsk?
Nos ha gustado pasar por ellas, aunque no son ciudades que definiríamos como bonitas o encantadoras, nos han permitido conocer un poco más la idiosincrasia de este enorme país.
Ciudades mayoritariamente industriales y profundamente soviéticas cubiertas de este color gris rancio que nace de la mezcla pastosa de la nieve y la potasa.
La diferencia con San Petersburgo y Moscú es descarada. Aquí la mayoría de gente parece de clase obrera, más bien empobrecida. Probablemente felices, pero agarrotados por el duro y largo invierno.
Ekaterinburgo vive en el delirio de estar orgullosa por haber sido escenario de la victoria Bolchevique tras el asesinato de los Romanov y, a la vez, sentir la responsabilidad de rendir homenaje a la noble dinastía.
Novosibirsk ha sido siempre tierra de exilio. Ahora, lucha para esconder bajo los enormes montones de nieve la herencia que dejaron los Gulag: “campos correctivos de trabajo” donde Stalin enviaba a todo aquel que no era de su agrado con el objetivo de industrializar la Siberia.
En la estación de Tyumen (entre las 2 ciudades) conocimos a un chico que, al ver nuestra cara de extranjeros perdidos en la inmensidad rusa nos preguntó (con un perfecto inglés) de dónde éramos. Después de comentar la escandalosa remontada del Barça ante el PSG (la cual no vimos), nos preguntó que qué hacíamos allí. Viajar. ¿Y tú? Vivo aquí. Bueno, más que vivir, aquí sobrevivimos.
Enfín… ¿Nos vemos en Irkutsk?
David & Airí.