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Tailandia, Primera Parte.

Tailandia Tailandia
BB-8 BB-8, 10 Oct – 14 min

Hola chicos!

Siento mucho esto de la libretita robada. Llevo unos meses en la tierra y la verdad es que es la primera vez que oigo a hablar del concepto robo. ¿En serio los seres humanos os saqueáis unos a otros? Entonces, ¿qué sentido tiene currar como locos para acumular cosas en propiedad(concepto que sigo investigando) si luego os las quitáis entre vosotros?

En fin… ¡ya me contaréis! Yo hace unos días llegué a un lugar llamado Tailandia (traducción en idioma local: país de gente libre ¿?¿?) y creo que me voy a quedar por un tiempecito. Aún y así, os escribo para comentaros 3 grandes hallazgos que he hecho en los últimos días:

1– El luto.

Si buscas en internet las “10 cosas más importantes a visitar en Tailandia”, el Gran Palacio aparece primero de la lista en las 23.587 primeras entradas de Google. Así que, después de un tratamiento express de refrigeración para recuperarme del achicharro que sufrían mis transistores, lo primero que hice al llegar al país fue visitarlo.

Grand palace, bkk

Me levanté temprano porque, después de unas cuantas semanas en la tierra, ya he aprendido que cualquier lugar donde los humanos tenéis que pagar dinero para entrar acostumbra a abarrotarse rápido; cosa que no está mal para pasar desapercibido sin necesidad de metamorfosearse, pero yo prefiero campar libre por los sitios para poder bailar.

Eran las 06.13h de la mañana cuando, después de esquivar a 3,5 falsos amigos que querían entretenerme para que me demorara hacia mi destino, vi algo que no olvidaré jamás: una cola de más de 7,36km de largo y 2,1m de ancho hecha personas humanas que llevaban allí esperando de pie más de 3 noches.

Otra vez había llegado tarde, ¡mierda!

Gente esperando en palacio

Perplejo y sin saber hacia donde mirar con tanta frustración encima, empecé a dar tumbos alrededor de ellos. De repente, cuando el sol ya había casi cegado mis sensores por completo, percibí una brecha en medio de tanta muchedumbre desde la que pude distinguir a dos guardias de estos que visten de color marrón y se pasan el día durmiendo aguardando una entrada que nadie había descubierto aún. ¡Bingo!

Al cruzar perpendicularmente el río de gente me di cuenta de un detalle curioso sobre los motivados que llevaban 3 días allí plantados: iban todos vestidos de negro y evitaban sonreír a toda costa, aunque vieran a un robot dando brincos delante de sus narices.

Cuando llegué sigilosamente a la puerta secreta, los dos guardias se ruborizaron. Les había pillado en bragas y durmiendo. Deliberadamente, cogiendo la forma de un humano local del tipo mujer burlona con sombrero de paja, pijama de colores y cesta de mimbre llena de aguacates con chili, les saludé con un simpático sawadi kaaaaaaaaaaaaaa (con tono ascendiente en las últimas “as”). Pensé que así sería más fácil convencerles de que me dejaran entrar.

Interiores del gran palacio

Y así fue. Realmente no hubo objeción ninguna. Bueno, si, hubo una de mi parte… ya que no pude estarme de preguntarles si sabían por qué razón todos aquellos tarados que se empeñaban en entrar por la puerta donde había más gente iban todos vestidos de negro con cara de pocos amigos. ¿Es que venían todos del mismo cole? ¿Es que regalaban comida? ¿Habían llegado ya los guerreros clon a la tierra? ¿Monjes? ¿Aburridos? ¿Habían puesto todos la ropa en la misma lavadora?

Nuestro rey murió hace un año - dijo el chico de la puerta con sus ojos clavados en mi pijama de flores - ¡pase! Su voz sonó tan severa y sus manos me invitaron a avanzar hacia dentro con tanta rigidez que no pude volver a repetirle la pregunta ya que, claramente, no me había entendido (y esto que había hablado en su idioma…).

Una vez dentro, hipnotizado por tanta escalinata y las paredes relucientes de 5m de altura y llenas de oro… yo seguía con mis cábalas mientras los humanos de negro seguían de pie, inflexibles, esperando para entrar por una puerta que nunca llegué a encontrar.

Gran buddha tumbado

De repente, choqué de frente con un inmenso y peculiar humano hecho de piedra dorada que descansaba estirado en un lecho del mismo color. Todo muy brillante, vamos, y un poco cansino para la vista también… Total, que le vi allí tan tranquilo que me senté a su lado para ver si quería charlar un poco.

Ante mi gran duda no se dignó ni a responderme… ¡y esto que estaba con los ojos abiertos! Le volví a preguntar en catalán, castellano, francés, eslovaco, malawi, australiano, tamil, código binario, mongol, esperanto y creo que también finlandés. Ni se inmutó. Pensé que igual se había estropeado.

El calor estaba volviendo a penetrar en mis engranajes cuando decidí que ya estaba harto de tanta realeza y tanta gente extraña, así que me fui. Al salir, me encontré con un grupo de personas que, por su forma y color, me parecieron de vuestra zona. Iban vestidos con unos pantalones de colores con elefantes estampados que me dejaron un poco confundido.

Tejados gran palacio

Estos me parecieron un poco más espabilados que el resto que había dentro del palacio jugando con su móvil pegado a un palo largo. Pero solo me lo parecieron, porque ellos también llevaban uno. Crucé cuatro palabras con ellos y me miraron raro (¡y eso que había tomado la forma de un autóctono!). Pero antes de irse, medio asustados, me dijeron unas palabras que fueron claves para dar con la solución: Supongo que estarán de luto por lo del rey. Ah my friend! Kop kun kaaaaaaaaaaa! (con tono ascendiente en las últimas “as”)

Rey, el que había muerto hacía un año, ¿no? Pero, ¿qué quería decir esto del luto? ¿Era uno de esos pretéritos imperfectos tan difíciles de memorizar de algún verbo tipo lotus? Cómo podéis ver, no domino aún al 100% vuestra lengua, así que busqué en el diccionario, que siempre me acaba salvando.

Definición de la palabra LUTO según la RAE: dolor, pena, aflicción. Ok, pero esperad, que si le añades el verbo “IR DE” al principio, se entiende mejor: vestir de negro como expresión de dolor por la muerte de una persona querida. ¡Aha!

Gente de luto

Pero…¿por qué de negro? ¿por qué dolor? ¿por qué pena? Nosotros, los robots, cuando a uno se le acaba la vida útil simplemente reciclamos sus partes y celebramos con silbidos en tono mayor que haya dejado de sufrir tantos infortunios, reparaciones inútiles e incomodidades. Todo en cuestión de minutos y sin necesidad de cambiar de indumentaria. ¡Cómo os complicáis los humanos!

Y otra cosa… ¿Tanta gente quería a ese tipo? ¡Carai! Cuánto cunde la vida de un rey si fue este capaz de conocer a tanta gente y ser amable, generoso y amigo de todos…

2– Hay otras formas de jugar al fútbol

Si chicos, aunque no lo creáis, es así.

Todo empezó el día que llegué a un pueblecito llamado Pai, después de tragarme más de 750 curvas ascendientes en un bus cochambroso que nada tenía que ver con lo que yo había tenido en Sri Lanka. Quise hacerme el humano y la cagué.

Era una urbe pequeña de solo 7 calles (una de larga y estrecha, una ancha, otra corta y 3 sin asfaltar) con una amplia gama de vegetación tropical y bosques por explorar.

Campos de arroz, Pai

Por las mañanas intenté experimentar esto a lo que vosotros llamáis “respirar aire fresco y disfrutar de la natura” ?¿?¿?¿? En resumen, vi unas cuantas cascadas, muchos bananeros, campos de arroz y alguna que otra rana. También me bañé en una balsa de agua caliente, sobreviví a un cacho-chaparrón de 5 minutos y visité un barrio chino de montaña.

Por las noches, en cambio, todas esas calles se transformaban en un tumulto revoltoso de personas, motos, perros, fideos y salchichas que daba para una abundante recogida de datos e interpretaciones. Allí es donde les vi jugar por primera vez…

Sepak Takraw

Un campo de asfalto roto. Una red en el medio. 3 hombres en un lado. 3 en el otro. Una pequeña pelota trenzada hecha de goma. Un árbitro soñoliento en uno de los extremos y mucho público con birras en la mano. Indumentaria de los jugadores: calzones cortos, camiseta sudada, zapatillas de verano con punta de goma, calcetines blancos de caña media y tupé de pelo asiático para parar los golpes.

Normas del juego: (1) pasar la pelota al otro lado de la red con un máximo de 3 toques entre los jugadores del mismo equipo. (2) Prohibido utilizar extremidades superiores, excepto la cabeza. (3) Deseablemente, tirar la bola con tan mala leche que pique en el suelo del campo contrario sin que los otros la vean pasar ni la puedan tocar.

La verdad es que me pareció un deporte curioso, especialmente por todas las posturas y piruetas que uno se puede llegar a inventar con tal de no tocar la pelota con las manos. Intenté probarlo pero a la segunda vuelta de campana entendí que esto no estaba hecho para mis tornillos. Y creo que para los vuestros tampoco.

Sepak takraw

Estuve estudiando con detenimiento la complexión física de esos chicos-ninja y me di cuenta de que ellos están dotados de una elasticidad en sus músculos gastrocnemios y sus talones de Aquiles que, según la enciclopedia del cuerpo humano, las personas de etnia europea no tenéis. Y creo que esto se debe principalmente a la gran habilidad que tienen los asiáticos para cagar y descansar sobre sus rodillas sin caer de culo al suelo. Pero esto me lo hago yo.

En fin, que si os apetece cambiar de deporte, probáis, pero no os puedo garantizar inmunidad alguna. Por cierto, se llama Sepak takraw.

3– El ser humano paga para ver escarabajos pelearse

Esto me parece algo difícil de explicar con palabras, suerte que pude registrar alguna imagen… Intento describirlo de forma secuencial tal y como lo viví todo:

Imaginaros una tarima de medio metro de alto bajo un toldo azul con luces de pasillo de hospital… 43 hombres (y algún que otro niño) rodean el escenario. Jalean sin parar, hacen fotos y tiemblan como una hoja de papel delante de un ventilador. En medio, un cilindro de madera rugosa de unos 5 centímetros de diámetro. 2 hombres, cada uno sentado en uno de los extremos. 2 escarabajos tipo rinoceronte descansan en el centro.

Combate de escarabajos

Estos últimos son los protagonistas de la noche y lo saben. Uno mira al otro. El otro ignora al uno y sigue andando a paso lento hacia la derecha, como si nada a su alrededor estuviera ocurriendo. Vuelve a parar, esta vez para rascarse la cuarta de sus seis oscuras piernas.

Los dos hombretones valientes, sin razón alguna, empiezan a rascar la superficie del cilindro con un palo como si fuera una guajira. Raca-raca-raca-raca-raca-raca-raca… raca-raca-raca-raca-raca-raca-raca… (y no, no es que estuviera en un concierto de música colombiana). Los insectos ni se inmutan. Los humanos han venido con ganas de brega, así que deciden tocarles los cuernos con el palo de su instrumento. Los otros, como si nada. Sigue el raca-raca-raca-raca-raca-raca-raca… De fondo, la gritería es cada vez mayor. ¡Ue! ¡Ue! ¡Ue! ¡Ue! Vuelven a tocarlos simulando una caricia. ¡Ue! ¡Ue! ¡Ue! ¡Ue! Los escarabajos, a su bola.

Escarabajos expuestos

De repente, el raca-raca empieza a intensificarse. La gente del público incluso rasca con las manos en sus bolsillos. ¡Ue! ¡Ue! ¡Ue! ¡Ue! Sin querer, parece que los dos animalillos se han encontrado cara a cara. Se saludan. ¡Ue! ¡Ue! ¡Ue! ¡Ue! ¡Ue! ¡Ue! ¡Ue! ¡Ue! Raca-raca-raca-raca-raca-raca-raca… la gente lo celebra con revuelo. ¡Ue! ¡Ue! ¡Ue! ¡Ue! ¡Ue! ¡Ue! ¡Ue! ¡Ue! Raca-raca-raca-raca-raca-raca-raca… Se tocan. ¡Ue! ¡Ue! ¡Ue! ¡Ue! Primero la pinza izquierda. ¡Ue! ¡Ue! ¡Ue! ¡Ue! Luego la derecha. ¡Ue! ¡Ue! ¡Ue! ¡Ue! Algún que otro hiperventilado del público intenta lanzarse en el terreno de juego. Parece que uno de los dos protagonistas está dudando y está pensando en irse…. Se percibe un ligero desasosiego en el público. Murmullo. Falsa alarma: han quedado enganchados entre sus pinzas. ¡Ue! ¡Ue! ¡Ue! ¡Ue! Raca-raca-raca-raca-raca-raca-raca… raca-raca-raca-raca-raca-raca-raca…(Si fueran macho y hembra pensaría que acababan copulando…) ¡Ue! ¡Ue! ¡Ue! ¡Ue! Silencio sepulcral durante 3, 2, 1… aguanta el aire, y… ¡escarabajo A a cámara lenta, para que todo el mundo lo vea, levanta a escarabajo B con todos sus cuernos! Empiezan las celebraciones contenidas. ¡Ue! ¡Ue! ¡Ue! ¡Ue! ¡Ue! ¡Ue! ¡Ue! ¡Ue! Raca-raca-raca-raca-raca-raca… Vuelve a hacerlo y… ¡Ue! ¡Ue! ¡Ue! ¡Ue! Raca-raca-raca-raca-raca-raca-raca… Escarabajo B parece fuera de combate. ¡Ue! ¡Ue! ¡Ue! ¡Ue! ¡Ue! ¡Ue! ¡Ue! ¡Ue! Los primeros abrazos. Raca-raca-raca-raca-raca-raca-raca… Vuelve a hacerlo. ¡Ue! ¡Ue! ¡Ue! ¡Ue! Empiezan los aplausos acalorados y… ¡¡Victoria!! Finalmente escarabajo A se proclama campeón de lo que haya sido esto.

¿Habéis entendido algo? Yo tampoco.


Templo Chiang mai

Cuando acabé con toda esta locura de Pai estuve unos días en el norte visitando Chiang Mai y Chiang Rai pero después de un viaje incómodo e interminable en uno de estos malditos tuk-tuk, me bajé a la capital, que me dijeron que aquí la gente se movía en trenes voladores. Por cierto, allí me encontré con unas chicas muy simpáticas que parece ser que os conocen… ¿ya habíais pasado por aquí? Nombres de pila: Sara y Cris.

En Bangkok se está bien. Satisfactorio. No paro de tragar comida callejera de todo tipo (sobretodo fideos con cacahuetes) y ando todo el día de mercado en mercado ojeando y comprando todo tipo de cosas inútiles como parches para mi coraza, camisetas para humanos, estatuillas de cristal, pantalones, gorras, cortinas, agua y alguna que otra gamba.

Espero que estéis bien.

No pillé el significado de “trobar a faltar” pero entendí que era algo que me implicaba directamente. Si es algo grave, me decís.

Alegremente, BB-8.

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