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China es una fiesta.

Zhongguo Zhongguo
BB-8 BB-8, 28 Apr – 7 min

Chicos, este país es una mina de investigación terrestre. ¡Caray! Como estoy disfrutando con esta especie humana que habita en la circunscripción planetaria de China. Después de esta incursión necesitaré como mínimo 260h en modo reposo.

Aparecí hace unos días por primera vez en Pekín, lo que parece ser un punto neurálgico de la Tierra. Hasta donde llegaron mis infrarrojos, pude calcular un perímetro de unos 16.700 Km2 habitados por más 20 millones de personas y 1 millón de turistas.

(con la de tierra vacía que había en Mongolia y Rusia…)

Beijing

Lo que implica que el espacio medio entre una persona y la otra al cruzar la calle es de unos 2 centímetros; 1 centímetro en el caso de las personas con sistemas de avance de 2 y 3 ruedas. Lo sorprendente del tema es que avancen tan rápido, libres de colisiones, sin necesidad de utilizar sensores de acercamiento ni raíles de tracción para el control del tráfico humano.

Me preocupa algo, más de un tercio (ahí va una media rápida) de los locales usan máscaras de papel azules para proteger sus sistemas respiratorios (la verdad es que para ser tantos, no huele tan mal…). No he percibido aún ninguna señal de mutación zombie pero estoy preparando los protocolos de cuarentena, just in case. De momento lo que si estoy haciendo es usar un filtro de aire para evitar el colapso de mis sistemas de ventilación, aquí cada centímetro cúbico de aire contiene más de 57.834 partículas de mierda.

Aún y así, los Chinos no tienen ningún reparo en vivir en la calle. Al contrario, sus ciudades están llenas de parques y sus casas más antiguas, los Hutongs, disponen de patios interiores donde jugar a cartas, comer patas de gallo o hacer un poco de ejercicio físico. Para protegerse de los mosquitos (o para colorear el gris de sus paredes, no estoy seguro) de todos ellos cuelgan millones de bonitas bolas de luz de color rojo.

Xi'an muslim quarter

Los animales tampoco pierden la oportunidad de disfrutarla. En cualquier calle china nunca faltan los dragones (¿no se habían extinguido ya?), patos laqueados, las gallinas, peceras llenas de truchas, perros (sí, perros!), algún gato desnutrido y calamares alienígenas.

A diferencia de las otras de especies exploradas hasta el momento, estos humanos de ojos estirados y complexión pequeña disponen de sistemas de evacuación un tanto peculiares. Tienen la necesidad de soltar secreciones con una frecuencia mucho mayor a la del resto de individuos. Igual por esto disponen de baños públicos gratuitos en cada esquina… Y si no los encuentran, en medio de la calle, acostumbran a expulsar un fluido viscoso acompañado de un profundo y resonante crujido proveniente de la garganta. Esto, cada 5 minutos. No hace falta seguir con este tema, lo sé, era solo un apunte.

El país dispone de miles de hectáreas llenas de restos arquitectónicos con fecha de construcción de hace más de 3.000 años. Todos, especialmente la famosa Gran Muralla, y también la fortificación de Xi’an demuestran los grandes esfuerzos que ha hecho este gran Imperio de “Todo bajo el cielo” durante toda la historia de la Tierra para defenderse y blindarse de todos aquellos bárbaros invasores que querían hacerse con este país rico en territorio verde y sociedad trabajadora.

Great wall of china

En las calles permanece la práctica del Arte de la Guerra (además de una ligera patología ludópata) basada en el juego de estrategia Wei Qi (también llamado Go). He aprovechado para almacenar las reglas básicas a tener en cuenta en caso de invasión humana: la clave está en protegerse del enemigo rodeándolo en el campo de batalla, observarlo, no tener prisa y utilizar la psicología antes de atacar.

Eso sí, siempre teniendo el ejército preparado. Sino preguntadle al Emperador Qin Shi Huang (240 aC), que se hizo enterrar protegido por un ejército de más de 8.000 soldados de piedra bajo tierra, por si acaso. Olé tu. Olé China.

Terracotta warriors

Bueno, Olé China igual no. En mis 14 días en este país solo he conseguido una conexión exitosa un día, un mísero día. El resto me los he pasado luchando con los millones de muros anti-fuego construidos por el Gobierno Chino para que su gente no vea el internet del resto del universo. ¿Y sabéis qué es lo que más me ha sorprendido? Que me he encontrado totalmente solo en el campo de batalla…

La sociedad china ha sido instruida para no salirse de la ralla. Para no protestar. Mientras tengan sus videos de gatitos en sus buscadores chinos, aquí nadie dice nada.

Probablemente esto tenga algo que ver con un libro que escribió hace muchos muchos años un hombre llamado Confucio en el que recitaba una serie de “buenas prácticas para ser un chino ejemplar”. Millones de ellos le siguen haciendo caso. Igual me equivoco y es cosa del Taoísmo… ¿o del Comunismo? La verdad es que llevo un lío con todas estas palabras acabadas con -ismo

Pagoda

Después de 4 días en Shanghai también he podido corroborar la gran capacidad de los habitantes de China por comerciar (lo que viene a ser intercambiar cosas por dinero). Prueba de ello es el gran mercado de matrimonios que organizan cada fin de semana en la People’s Square. Allí, madres y padres de toda la ciudad ponen a disposición información sobre sus retoños a la espera de que alguien pase por allí, lo lea y decida casarse con su hijo/a. Mola, ¿verdad?

Por cierto, allí he tenido algún momento de déja-vutrenes voladores, edificios recubiertos de LEDs y altos como el cielo, calles elevadas, construcciones redondeadas, zapatos deslizantes… ¿Habré vuelto a casa por un instante?

Shanghai

La verdad es que no. China es como una gran fiesta celebrada en un parque con flores deslumbrantes y un gran lago de agua verdemar en medio. Una fiesta con 1.400 millones de personas invitadas entre las cuales siempre te acabas encontrando al gracioso de turno, el aguafiestas, la gritona, el que te mete una chapa infinita aunque no entiendas ni una sola palabra, la yaya juerguista, el antipático, el que se duerme de pie (de estos hay bastantes aquí), la risitas, el bailongo, el timador, el show-man, la niña vestida de gatito…

Chinese women dancing

Y de repente, te encuentras en medio de ella, haciendo la conga con los brazos alzados y doblados a la altura del pecho, moviéndolos hacia fuera y hacia dentro mientras, sin que te caiga ni un tornillo, intentas balancear tu peso con la cadera… de izquierda a derecha, izquierda, derecha, izquierda, derecha, izquierda…

Os lo he dicho, ¡esto es una fieeeshta!

Decidido, me quedo unos días más.

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